Después de un tiempo por estos lares y vivir como uno más, rodeado de nipones, ni pongo ni dejo de quitar una serie de curiosidades que me vienen a la cabeza en este momento, conclusiones varias medioatadas o no: (ésta es sólamente una pequeña porción de realidad)
que no se tome cómo verdad absoluta, sino cómo lo que es, cómo un topicazo…
que no se tome cómo información relevante, es una lista más, sin más…. Depués de venderlo la mar de bien, ¡coooomenzamos!:
1. Aquí la mayor parte de las cosas tienen un toque infantil, no sé porqué, dibujitos por todas partes, manualidades colgando del techo de bancos y oficinas de correo. ¿A qué huele Japón? A parvulario cómo mínimo…
2. Las canciones en supermecados y convinis son muy moviditas. Suelen sonar todo el tiempo mientras paseas con tu carrito entre las secciones de un Seven&holdings, y acabas aprendiéndotelas (yo las tarareo); todavía no he logrado entenderla pero debe ser algo así de subliminal cómo:» Compla, compla, es tiempo de complal, sé felis, mila que flesco todo, es la mejol desisión» porque empiezo a comprar cosas innecesarias y cómo que algo ajeno a mí me dice: «Mira que zanahoria más bonica, que pinta tiene, llévatela, pero no sin antes probar nuestro 2×1…»
3. Todo lo imaginable tiene ojos y boca. Todo. La publicidad y la cartelería nipona basa sus anuncios en productos con cara que cantan canciones propias muy rápidas. Un ejemplo son los productos de limpieza, las marcas de refresco, que aún podrías decir que es algo normal… De repente en medio del anuncio ese limpiacristales empieza a cantar una canción suya y sus ojos entornados y redondos solicitan la atención precisa. Acto después una legión de parpadeos de luz brotan del muñeco en cuestión y se transforma en un cristal limpio resplandeciente o un jarrón reluciente, etc… así son ellos, tan naturales (No hagan la prueba en casa) Tranquilo, tranquilo, a no ser que mi casa sea la mansión de La bestia en «La Bella y la Bestia» y tenga de candelabro a Lumière y a Ding Dong como reloj de pie.
4. Las mascotas son de lo más normal. Si tu establecimiento no tiene una, no eres nadie, nadie, que lo sepas. Los propietarios acaban poniendo sus bichos de colores en la puerta a modo de reclamo; así pues la policía tiene algo así como un ratón volador, por ejemplo. Increíble. ¿Qué esperan atrapar con eso? Cómo mucho me viene a la cabeza, algo así como la versión nipona de Speedy González con el porte del ratón amigo de Dumbo. Todo un ejemplo a seguir amiguitos…
5. El vintage se lleva y mucho, eso lo sabemos… pero aquí llega a cotas insospechadas; las jóvenes parecen auténticas agüelas de diecisiete años; a mi me encanta, y por ejemplo hay tiendas exclusivas de ropa antigua y de complementos: camafeos, imperdibles, diademas, delantales y guías para conseguir ese look que llevaba tu preprogenitora en sus años mozos… ¡si hasta llevan ese moñito redondito a lo Doctora Queen! Qué me gusta…
6. El móvil es el eje fundamental de un japonés medio. Su vida es su móvil, (joder yo no paro de hablar por el movil, ¿también soy raro?) No, no eres raro, ellos siempre te superarán, consuélate con eso…
7. En la casi totalidad de los establecimientos ofrecen agua nada más sentarte a la mesa, muy cordiales, sí…hasta que acabé descubriéndolo. Yo me la bebía como si tal cosa, así con hielitos entra muy bien, hasta que la ví, a la camarera… «rellenar la jarra con AGUA DEL GRIFO» Sigo bebiéndola, me da lo mismo….
«Toma bebe» Que sí, que sí, que ahora voy…
Creo que han sido muchas experiencias juntas para relatarlas en un post, pero aquí hay varias, no sé si las más importantes o no, pero las que van asociadas a un recuerdo muy entrañable…
Gracias a todas esas personas que me han hecho sentir como en casa, y a los de casa, que han viajado conmigo siempre, cosa que sin su apoyo no hubiera resultado lo mismo.
Nos queda poquito…
septiembre 2, 2007
Categorías: Niposofía . . Autor: mannеquіn daŋdγ . Comments: 2 comentarios